La inteligencia artificial: el nuevo elixir de la innovación tecnológica

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La inteligencia artificial: el nuevo elixir de la innovación tecnológica

Jose Carlos Botto Cayo

Recuperación y resiliencia

Hace apenas un año, los pronósticos económicos vaticinaban un futuro sombrío para los gigantes tecnológicos que dominan el mundo digital. Las utilidades de Google se habían desplomado estrepitosamente en sus últimos reportes. Las acciones de Meta, empresa matriz de Facebook, entraron en caída libre en picada histórica. El crecimiento de Amazon se había estancado en su nivel más bajo en dos décadas. Todo indicaba una crisis generalizada en ciernes para estas compañías que moldean la era digital.

Pero contra todos los augurios, lo que parecía un gran colapso inminente resultó ser sólo un bache momentáneo. El más reciente trimestre financiero arrojó resultados sorpresivos: el desempeño de los gigantes tecnológicos repuntó con gran ímpetu para desmentir aquellos vaticinios agoreros. Los negocios publicitarios digitales de Meta y Google se recuperaron vigorosamente. Microsoft continuó expandiendo con firmeza su imperio en la nube. Amazon incrementó a buen ritmo las ventas del comercio electrónico. Apple fue la única excepción, con una caída moderada del 1% en sus ingresos.

Esta rápida recuperación evidenció que, más allá de circunstanciales altibajos, sus modelos de negocio centrales siguen siendo altamente rentables y resilientes. Pero la desaceleración también dejó al descubierto una debilidad subyacente que ya venía larvándose: estas empresas no habían desarrollado una gran idea innovadora capaz de renovar sus productos en años.

A pesar de cuantioso gasto en proyectos visionarios como autos autónomos, el metaverso y la computación cuántica, su sustento financiero seguía mayormente atado a los mismos negocios base que las catapultaron tiempo atrás: publicidad digital, iPhones, servidores y nube. Sus cuantiosas ganancias no lograban ocultar la sensación de un estancamiento innovador en el horizonte.

Apuesta estratégica en IA

Ante este panorama, las grandes tecnológicas ahora apuestan fuerte a que la inteligencia artificial (IA) sea la respuesta esperada para rejuvenecer sus productos anquilosados e impulsar una nueva era de crecimiento exponencial. Tienen ambiciosos planes de destinar miles de millones de dólares en desarrollar y adoptar tecnologías de IA generativa de vanguardia.

Ejemplos notables son modelos de lenguaje avanzados como GPT-3 de OpenAI y otras tecnologías de procesamiento del lenguaje natural que están permitiendo la irrupción de revolucionarios bots conversacionales como ChatGPT.

Si bien convertir estas fascinantes nuevas aplicaciones de IA en negocios altamente rentables y sostenibles en el tiempo tomará prueba y error, la rápida recuperación financiera les da a estas empresas el oxígeno necesario para experimentar.

“Creo que la IA generativa va a ser completamente transformadora y cambiará por completo toda experiencia de cliente”, afirmó Andy Jassy, CEO de Amazon, durante una conferencia sobre resultados trimestrales. En la misma sintonía, Tim Cook de Apple, Satya Nadella de Microsoft y otros líderes del sector tecnológico han expresado enormes expectativas y visión de futuro en torno al impacto de la IA.

Para expertos de la industria como Stacy Rasgon, veterano analista de la firma Bernstein, este renovado frenesí y optimismo desmedido por la IA evoca a oleadas tecnológicas previas, como la revolución de los servidores en los años 90 o la rápida expansión de mega data centers en la década del 2010.

En aquellos casos, las nuevas tecnologías lograron abrir mercados enteros y generar vastas fortunas para las compañías mejor posicionadas. Las big techs ahora apuestan sus fichas a que la IA replica esa historia.

Impacto económico de la IA

No es para menos. Se prevé que la IA generativa aporte más de 2 billones de dólares en nuevos beneficios económicos para diversas industrias hacia 2030, de acuerdo a estimaciones de la consultora McKinsey. Esta cifra astronómica se sustenta en la capacidad potencial de la IA para elevar drásticamente la productividad y generar mayor eficiencia en un sinfín de sectores económicos.

El boom de la IA también podría catapultar las ventas de servicios de computación en la nube, otro rubro dominado por los gigantes tecnológicos. Microsoft ya informó con entusiasmo que la IA está contribuyendo al menos 2 puntos porcentuales de crecimiento a su plataforma Azure en la nube.

“Es muy temprano para dimensionar el impacto total, pero nadie quiere quedarse atrás en esta carrera”, sintetiza certeramente Gavin Baker, reconocido inversionista del fondo Atreides Management especializado en empresas tecnológicas.

Nvidia lidera con sus GPUs

Si bien los productos y servicios comerciales basados en IA generativa recién empiezan a llegar de forma incipiente al mercado, para algunos actores esta fiebre futurista ya es una realidad tangible que impacta sus finanzas.

Es el caso de la empresa Nvidia, fabricante de prestigio de unidades de procesamiento gráfico o GPUs, chips especializados que constituyen el corazón que alimenta a los modernos sistemas de IA para sus extenuantes tareas de procesamiento.

En mayo Nvidia sorprendió a los analistas de Wall Street al pronosticar ingresos trimestrales cercanos a los 11 mil millones de dólares, una cifra estratosférica que superaba las expectativas por más de 4 mil millones.

Detrás de este salto exponencial se encontraba la demanda creciente de centros de datos y empresas tecnológicas por sus avanzadas GPUs para uso en IA. Nvidia prácticamente no enfrenta rivales en este segmento.

“Parece que todos y su perro están comprando GPUs últimamente”, afirmó en tono de sorpresa Elon Musk en una reciente conversación pública donde adelantaba sus ambiciosos planes en IA.

Y es que Nvidia había anticipado certeramente esta fiebre. Su visionario CEO Jensen Huang llevaba años prediciendo que sus GPUs estaban destinadas a alimentar la próxima gran ola de IA que transformaría la informática. En una sorprendente apuesta, en 2017 Huang les dijo a los analistas que Nvidia destinaba todas sus fichas de desarrollo a un único diseño de GPU, contraviniendo la sabiduría convencional. “Resultará muy bien, o nos irá terriblemente mal”, auguró en ese entonces en una dramática cita que hoy resulta premonitoria.

Huang y Nvidia ganaron esa osada apuesta. Hoy la empresa vale más de 400 mil millones de dólares. Se proyecta que su división de computación en la nube duplique ventas este año, sumando 15 mil millones en chips para IA. Para 2023 los analistas prevén que Nvidia agregue otros 20 mil millones en nuevas ventas gracias a la IA, consolidando su supremacía en este segmento.

Claro que si estas ambiciosas apuestas masivas por la IA fallaran y no lograran producir los frutos económicos extraordinarios que prometen sobre el papel, las grandes tecnológicas cuentan con espaldas financieras más que suficientes para absorber el golpe y digerir la decepción, apunta Rasgon.

El sólido desempeño comercial que exhibieron en el último año demuestra que sus negocios centrales actuales siguen siendo tremendamente rentables y están lejos de derrumbarse en el corto plazo, afirma el analista. “Si adivinaron mal con sus inversiones en IA, no es un golpe monumental para estas empresas. Pueden absorber el impacto”, explica Rasgon.

Aún si la IA tarda en rindar ganancias extraordinarias, las big techs seguirán embolsando miles de millones gracias a sus tradicionales vacas lecheras: publicidad, smartphones, comercio online.

Pero por ahora la inteligencia artificial luce como la próxima gran ola tecnológica capaz de revitalizar a una industria temerosa de estancarse innovativamente. Tras un breve susto, los gigantes tecnológicos parecen haber encontrado en la IA el nuevo elixir para retomar su imparable expansión.