Bajo las sombras de una esperanza
radican los sueños de un invierno
acosados por la constante lluvia
de un alma que cruza los umbrales
Nunca esperamos los regresos
pasiones que murieron al nacer
por un elefante de naipes
derramados sobre una mesa de ilusión
Cuando en el desconcierto apareces
mi piel empieza a mutar rápidamente
queriendo escapar de las fantasías
creadas por hombres de aire
Nada queda en los recuerdos
solo fragmentos de dolor
negándose a salpicar sobre las paredes
en un surrealismo desvariante como el alma